我來自阿根廷聖達菲省的拉斯帕雷哈斯,在我出生的那個小鎮,每個人都知道踢球意義重大,會帶來很多好處,甚至改變命運。
每天,街區裏的男孩無論大小,飯後都會在我家附近的一塊空地上踢比賽,時間長了人們就管那塊空地叫「教堂球場」。
這種比賽每次都是由兩個年紀大點的男孩率先上場挑選隊員組隊,那時我剛11歲,比大多數人都要小,但總會被率先選中。即使後來第一次入選國家隊踢世界杯,我都沒有像在教堂球場被選中時那樣興奮。
在那些業余比賽中,足球幫助我調整了和其他小夥伴交流的方式,教會我什麽是戰勝自我、團結、競爭、角色分配、團隊合作、忍讓、努力……在這項遊戲中學習到的能力,令我受益匪淺,讓我相信體育可以育人。
半個多世紀過去了,我對足球的熱情依然不減。
如今,只要我在電視上看一場大型比賽,頻繁切換的鏡頭會將我的目光從球員帶到裁判,從教練帶到體育總監,從球迷到記者……我常捫心自問:足球到底屬於誰呢?足球不屬於任何一個人,所有人都要對這項奇妙的運動有一點主人翁意識,足球亦需要所有人都對它有一點掌控。否則的話,權力過度集中必然產生腐敗,即便是足球這個行業,也沒有人能超越這個規律。
我們永遠不能忘記,這所有的一切,包括由職業足球衍生而來的商業活動,都源自我們的初心,那令人感傷的善良。
我們要相信這個「野蠻而感性」的遊戲(西班牙作家哈維爾·瑪利亞這麽定義足球),堅持把足球放在所有與它相關的利益之前,保持它激發億萬人夢想的能力,讓所有人因足球重新找回赤子之心。
不要忘記,在足球這個無止境的遊戲中,職業足球只是其無可比擬的魅力的一部份,而鄰裏之間童年遊戲的回憶將會永遠傳承下去。在那裏,踢得最好的人會成為最有權力的人,他們會率先上場挑選球員;而握有權力的人,只會單純地關註一個球員的球技好不好,哪怕他只是一個11歲的小男孩。
Nací en un pequeño pueblo donde saber jugar al fútbol significaba mucho, para bien. Todos los días los chicos del barrio, después de comer y sin importar la edad, improvisábamos un partido en un descampado cercano a mi casa que el tiempo bautizó como «El campito de la iglesia». Aquel rito, sin excepciones, empezaba con los dos mayores jugándose a pies quién elegía primero para conformar cada equipo. Yo no tenía más de once años, pero, generalmente, me elegían a mí antes que a algunos amigos que tenían los «inalcanzables» catorce. Ni cuando fui citado para jugar mi primer Mundial me volví a sentir tan importante como entonces. En aquellos partidos improvisados, el fútbol me ayudó a ajustar el sistema de comunicación infantil y me enseñó nociones de superación personal, solidaridad, competitividad, reparto de papeles, trabajo en equipo, tolerancia, cultura del esfuerzo... De esa capacidad de aprender mientras juegas, nació mi confianza en el deporte como vehículo de formación.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces pero mi pasión por el fútbol sigue intacta. Hoy siempre que miro un gran partido por televisión y el ojo inquieto de la cámara me lleva de los jugadores a los árbitros, de los entrenadores a los directivos, de los aficionados a los periodistas, me pregunto: ¿a quién le pertenece el fútbol? Confío en que a nadie en particular, porque cuando el poder se concentra, tiene el vicio de corromperse. Todos necesitamos sentirnos un poco dueños de este juego maravilloso, y el juego necesita que todos nos adueñemos un poco de él. Porque no hay que olvidar que, en el comienzo de todo, incluso del negocio, está su calidad de bien sentimental.
Solo queda confiar en que el juego «salvaje y sentimental» (una gran definición de Javier Marías) siga anteponiéndose a todos los intereses que lo cruzan, y mantenga viva su capacidad de inspirar los sueños de cientos de millones de personas, convertidas en niños por obra y gracia del juego. Sin olvidar que el fútbol profesional es solo parte de su incomparable hechizo. En este juego infinito siempre se abrirá paso el recuerdo infantil de aquellos partidos de barrio, donde la sensación de poder seguirá siendo una ingenuidad que tendrá que ver nada más y nada menos que con el mérito: el que mejor juega es el que más poder tiene.